domingo, 21 de julio de 2013

Loreto y la langosta





Cuando la nube de langosta pasaba, caía mierda del cielo, me dijo una vez papá.
Sus palabras estaban llenas de imágenes. La manga, decía, tapaba al sol. Y ya está. El sol estaba oculto tras una oleada de tucuras hambrientas, que mientras buscaban otro sembrado, vaciaban el estómago, para seguir comiendo.
Los vecinos defendías sus chacritas como podían. Golpeando ollas y latas, revoleando trapos, corriendo a pie o a caballo, para evitar que desciendan sobre el maíz, los plantines de tabaco o algodón. El trabajo del año, devorado por un sólo insecto multiplicado por millones.  Las saltonas sin embargo,  avanzaban una tras otra, encimándose en un solo frente, oscuro, imparable. Se cavaban trincheras, se colocaban chapones, se las emboscaba y se las quemaba con lanzallamas. Un olor insoportable entraba por las fosas nasales y se quedaba dentro por meses. Lo que se comía, tenía el sabor de tucura sancochada. Una enorme locomotara era detenida en plena marcha. Las ruedas perdían adherencia sobre la pasta del bicho que untaba las vías, por hilómetros. Una locomotora y sus vagones. Un tren completo, detenido en medio del campo, cubierto por un solo manchón marrón de lado a lado. Las imágenes que me trasnmitió Loreto con sólo decir.: La manga, tapaba al sol. 



Un tal Juan, las enfrenta....

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