miércoles, 31 de diciembre de 2014

Niño


(a mis hijos)

El silencio
ahí comulga al amor
ahí el odio se disipa roto en la luz de toda mañana
Ahí una fuente a beber el agua de la vida
que viene desde lo profundo
a decir que somos la misma sustancia
todo curuíca
cosmos estallando en silencio.
Un rumor somos
un grito hecho de calcio y polvo
Ese barco nos lleva a nuestro nombre
su travesía, dicen, comienza en el niño
y termina en el mismo niño
deletrea el origen
el retorna hacia él
Todos somos sus huesos
sus  ojos, su  mirada cósmica
Nuestro nombre es ese niño
y habla con vos propia:
el silencio....



viernes, 26 de diciembre de 2014

Feliz año nuevo....



  

Herzog
Un grupo de documentalistas en Rotterdam, hablan  sobre el Cinema Verité. “hay que ser una mosca en la pared, dijo uno de ellos.”. Le arranqué el micrófono de la mano y le dije que no. No somos la cámara de un banco. No somos una mosca. Debemos ser un avispón que sale a picar, tenemos que salir a provocar.
 Empezaron a susurrar en contra mío las 400 personas presentes. Le saqué el mic de nuevo y les dije: Feliz Año Nuevo, fracasados!!!.





Werner
Habla sobre Into the abyss (2011).  Entrevista a un cura que asiste a condenados a muerte. Le toca el tobillo en el momento de la ejecución hasta que muera. Detrás de él hay una multitud de cruces. Todas iguales. El municipio los entierra en ese lugar, a los cuerpos que no son reclamados. No tienen nombre, sólo números.. Werner pregunta y el cura responde: Dios tiene…..objetivos. Pero no puedo interrumpir el proceso…La música entra justo en el momento en que se quiebra. Luego lo acompaña a las salas de ejecuciones en Texas…sin embargo, no condena. La muerte tiene responsables, tiene un sistema y organización de inventario, pero H. elige no condenar.


El cineasta tiene que mirar al alma del hombre, dice. No es un periodista. La pregunta no está en su catálogo (ni en la academia, digo yo). La intuición…(la intuición es un estado del espíritu?)…La intución se desarrolla, experimentanto en la vida pura, contesta. Tiene que ver con la poesía. Lean, lean, lean. No leer libros sobre cine.  Sino libros que estimulen al cineasta. Meterse apasionadamente en las cosas.


La ética del documentalista.
Es encontrar y establecer esos límites. No sé dónde está, pero hay que establecerlos. No cruzar ciertas líneas. En Grizlyman, narra la extraña vida de un jóven que decide alejarse de los humano y vive con los osos. Se hace “amigo” de ellos. O cree serlo, que es peor. Desaparece largas temporadas en los bosques y montañas de Alaska. Herzog entrevista a sus padres, a su novia.







El “hombre oso” muere, tal vez  cumpliendo el sueño de ser uno de ellos: es devorado por un feroz Grizly. La novia conserva algunas imágenes y el tape de audio, único registro de la muerte. Herzog está en cámara. Le pide escuchar el tape. Se coloca el auricular. El rostro de la muchacha se transfigura. A H. no se le mueve un pelo. El silencio es total, sonido directo. H. se saca el auricular, la mira y le dice: Tenés que deshacerte de esto.




La ética es la dignidad del ser humano que no debe ser degradada. Hay que estar atento a la ética, no sé dónde está. Esos límites hay que encontrarlos en uno mismo. Eso tampoco te lo da la academia, ni la tv, tan permeable al miserabilismo.



La música
Acompaña, intensifica un momento un movimiento. Lo que el público va a recordar para siempre. Usarla con cuidado pues tiene más fuerza que la imagen.



Sobre el guión
Si no veo la película , no escribo el guión. Leo en la mañana la secuencia que voy a filmar. El story board es un instrumento de cobardes. No sé cuantas tomas voy a filmar.
Permito que la vida entre en la película. La vida real en la película , en el lugar. Lo importante es cómo uno construye el contexto. Es lo mismo en documental que en ficción.


Cómo empezar y como concluir una película
La gente debe recordar cómo la recibe y cómo la despide una película. Cómo se introduce al personaje o protagonista. Cómo hacer para que el público tome partido por él de inmediato. El público debe salir al mundo real, iluminado.
Alguien recuerda el comienzo de Viva Zapata y el final de Strozek?.





lunes, 24 de noviembre de 2014

11 veces 5






A los 5 estoy en puerto Tirol. La abuela Laí tiene una enorme planta de tunas cerca del cementerio, el Viejo Molina es una sombra enloquecida caminando las calles del pueblo.
A los 10 vivía cerca del puente Pirayuí en dónde pescaba bogas y comía nagapirí. Una ñacaniná oscura, el Viejo Saucedo y el Petiso en su satélite rojo. Me roban un potrillo alazán. Mi madre mata a un caranchillo con un Winchester. El odio a la escuela y toda autoridad no me abandona desde entonces.
A los 15 estoy en el barrio San Antonio. Se muere mi amigo Ricardito. Leonor me besa en lo boca y se ríe unánime por siempre, bella flor de barrio. La timidez me come los ojos. Empiezo a escuchar música “progresiva”.
A los 20, sufro el mal de todos los amores por venir. Una de ellas de pelo rojo, titila como “brasita soplada”. La música me salva. Spinetta, vox dei, el bazar de los milagros, los delirios del mariscal, vals de mi hogar, chico puntual, maltratado, la suma de los sonidos. El alma tiene partitura.
A los 25, Ana. Macchu Picchu en año nuevo. Abandono Ingeniería Civil y me meto en la Carrera de Comunicación Social. La primavera democrática. Comienzo a tener amigos por vez primera: Walter, Horacio, Alain….el cine se mete con ellos al corazón, inexplicable…
A los 35, los noventa. Redonditos de Ricota en la calle Baibiene, menemato. Una cabeza de chancho se cocina con el grupo de perdularios adentro. Nahuel y después Camilo.
A los 45, algo parecido a la angustia se me mete en el cuerpo. No logro filmar. Laguna Seca es un balcón en dónde miro pasar el tiempo. Mientras tanto, Gerónimo. Ya somos cinco en el monobloc B, mirámos una palmera mecerse en el viento.

A los 55, la angustia sigue adentro. Pero ya nada es igual, sin embargo es parecido a cuando tenía 5. El mismo terror ante el cosmos, las estrellas, la finitud de lo cotidiano. Los amigos, Ana y los críos, mis padres, la música….el cine.



Fotograma de Nostalgia de la luz, documental del chileno Patricio Guzmán.

Salir a correr III






Sábado por la mañana. El sol, resplandece sobre la Playa Arazaty. Los autos van llegando y de en uno en uno estacionan a 45 grados hasta cubrir toda la extensión desde el puente hasta la estatua de Andresito. Bajan pocos niños, algunas madres, muchas chicas con bolsos silletas, gafas oscuras y termolares. Bajan por el extenso arenal hasta la orilla y ahí se ambadurnan de aceites y semidesnudas comienzan a cocinarse lentamente. Un caballo se dirige al agua con paso cansino (los caballos son los seres más hermosos de este curioso planeta). La zona tomada por los aceitados era hasta hace poco un largo territorio de malloneros y carreros. Supongo que el caballo sólo tiene sed y como nunca se compró una botellita de Villavicencio, se va al río a tomar agua. Es lo que hace. Lo veo posar su hermoso hocico en el agua y beber. Raudamente un bañero se acerca y lo espanta. El caballo no se dá por enterado, el tipo insiste y le tira arena con el pie. El caballo, resignado decide irse y por la orilla se va.
Empiezo a caminar hacia la antigua usina apurando el paso. Toda la costa comienza a bullir de familias, mascotas y corredores con aparatos conectados en los brazos, muñecas y oídos. Vuelvo a recordar una frase del maestro Charles Bukowsky: Qué pasa que todos son más jóvenes que yo!?

En el paseo de los Artesanos , frente al anfiteatro Hernández una morocha expone tambores de todo tipo. Turistas y curiosos los golpean y le sacan el viejo sonido del hombre. Son las 10 de la mañana. Uno de los autos tiene el baúl levantado y desde ahí sale una música electrobasura a todo volúmen. Apoyados en la baranda tres o cuatro muchachos sobreviven de la fiesta aun, zapatos caros, camisas impecables, uno de ellos tiene todavía el saco puesto está apoyado en el borde, la cabeza se le bambolea y mirando el piso parece a punto de vomitar. Uno de ellos me mira pero no me ve. Los ojos se le mueven sin poder fijarse en nada. La borrachera no tiene clase social.
Regreso al punto de partida con los 45 minutos de rutina y con la lengua afuera. Me siento en el muro desde donde se ve el río y los bañistas que ya son un montón. Se me ocurre darme un chapuzón. Me acerco a la orilla y naturalmente me saco mi bermuda cué. Mi boxer esta sanito, es negro y casi no tengo panza. No está mal , me digo a mi mismo. Cuando pongo el primer pie en el agua escucho el sonido de un pito. Meto el segundo y suena otra vez. Esta vez se escucha: Señor, no se puede!. . Un bañero grandote se acerca y me explica de mala gana que está prohibido bañarse con ropa interior. Miro a mi alrededor un epoco azorado y veo esas mallitas que se le meten en el glorioso culo a las chicas por doquier. 


Le digo que lo mío es una malla. Me dice que no es una malla y yo le insisto que sí es una malla. Se lo digo en voz alta y se me acerca el grandote y en voz baja me tutea: Tenés que salir. No viste los carteles?. Para evitar el papelón de que me sirva una piña, vuelvo a calzarme mi bermuda cué y salgo insultando…en voz baja.
Decido revisar los carteles y en ninguno decía que está prohibido bañarse en ropa interior. Me quejo al jefe de los bañistas, le indico con el dedo el censor que está allá mirándonos. Le digo que esa malla la usé en Garopaba (mentira) y que allá nadie jodía a la gente. Le digo que ojalá esas chicas en pelotas estén siempre ahí.
Y me fui , en la misma dirección del caballito.






viernes, 21 de noviembre de 2014

Los sueños, sueños son?




Soñé un estación de trenes. Luego, como todo sueño se transforma en otra cosa. Es un subte que viene y va, enloquecido. Lo pierdo a mi hijo más pequeño. Tal vez tenga 10 años. Esta vestido con una campera fucsia, sin embargo no logro verlo. El vagón pasa delante mío a gran velocidad. Los cuerpos pasan como manchas, pero no hay nada fucsia. 




Qué va a hacer?. Me colocó en su cabeza y la otra mitad es la mía. Trato de pensar como él y adelantarme a sus decisiones. Trato de colocarme en su miedo, su angustia, su inteligencia...
Espero que no salga afuera, espero que no le pregunte a un desconocido y que este le diga: te voy a ayudar, seguíme. La idea es que pregunte a un guarda, o se quede en un andén y no se mueva.
 Si se queda quieto lo puedo encontrar, si se mueve, lo voy a perder para siempre....






miércoles, 12 de noviembre de 2014

Salir a correr II




La costanera es una frontera. Hacia adentro y hacia fuera. Los de afuera nos miran, los de adentro miramos hacia fuera y hacia adentro. El Paraná traza una línea que divide una larga calle en dos veredas. Nosotros, los correntinos, creemos que la vereda nuestra es la única que existe.
Corro por 45 o 60 minutos. Coloco el auto en un extremo y desarrollo las distancias de modo que me permita volver al punto inicial en el momento justo. 30 de ida, 30 de vuelta…Dos ríos transcurren esa vereda sembrada de palos borrachos, palmeras y lapachos. Una, la del río líquido de agua, la otra, la del río líquido de autos. El de agua debe tener unos 60 mil años, tal vez el doble. El segundo,  va a durar lo que un pedo en una canasta.
Los muros de la baranda perimetral, tienen casi los años de la ciudad y de a poco se fu el suyo.  territorio y sin poseerlo, deja un rastro ominoso en un lugar que nunca sery nombre y sin fecha precisa. El extranjeré extendiendo, hasta llegar a la Costanera Sur( un engendro inspirado en Las Vegas). Nos vamos a dedicar por obvias razones a la vieja costanera.

Quien sale a correr puede notar que cada muro posée mensajes de otro mundo. Escritas por seres extraños que vienen del otro lado de las avenidas, más allá de la Independencia, más allá de la Artigas. Hacia esas zonas en donde  se aventuran sólo los micros y remises. Ingresan por la Av del 4to Centenario, la Cazadores Correntinos, la Av Maipú, más allá del km 3.  




 Los extraños, escriben sus nombres con delicadeza sin igual, con corrector blanco y en tipografía variopinta. En cada muro ese rumor lejano se hace presente. El extranjero, como tal,  muestra su hostilidad dejando una marca que nadie pide, que nadie necesita. Ingresa al territorio ajeno y sin permiso deja su nombre escrito en los muros y regresa a sus caseríos, barriadas imperiales de motos, carros, visera y ojota. Simplemente se describen  con nombre y lugar. Con lugar y nombre y sin fecha precisa. El extranjero entra al territorio y sin poseerlo, deja un rastro ominoso en el lugar que nunca será el suyo.
Sus nombres parecen sacados de revistas de modas de esas que se leen en las peluquerías: Brian, Kevin, Jessica…agregan siempre una vocal: Margaa, Miica, y cierran el mensaje con el nombre del territorio del que vienen..del 17, de Pueblito, del Ongay, del Esperanza, las Mil. A veces son grupos de tres o cuatro los firmantes, entonces la rúbrica tiene un detalle que resume el sentido de la incursión: Los Problemáticos, Las Sin Código, Los Mal Llevados…compran una botella de gaseosa y se sientan de cara al río a mirar algo que tal vez sea lo único que, siendo de nadie, lo sienten propio.





Se hacen ver a través de sus nombres y aun así nadie los ve , excepto que se pongan enfrente, amenazantes y con la vista baja. Cuando cae la tarde, regresan. En micros o en sus motitos de baja cilindrada como caballitos de juguete.
Se reúnen luego en las esquinas del barrio a comentar sus patrullas. Muchos de ellos no conocen esas zonas de luz, autos, zapatillas y hamburguesas caras, de mujeres intocables. 
Cuando ellos no están, la costanera es un lugar apacible, sin conflicto.

Nuestro.


Los dibujos son de Ryan Larkin, genial animador canadiense.