miércoles, 24 de abril de 2013

El sol de Van Gogh






Quién encadenará al sol de Van Gogh?
Antonín Artaud


Las Fm no existían. El chamamé era parte del paisaje desde Pampa y Cielo, la audición que copaba el aire de  LT7. La música , los sonidos se presentaron como visiones de piedra. Yo estaba transcurriendo los primeros años de lo que llaman infancia.
Aquellos primeros sonidos entraron a mi cabeza a través de Radio Carve de Montevideo. Teníamos una transistor con un dial de cordón que yo solía husmear cuando revisaba sus tripas, asombrado con los pequeños dispositivos como caramelitos. Estamos en 1965, más o menos.
Allí fueron Los Beatles, claro. A los títulos de cada canción los traducía el locutor sin veleidades. O sea que  siempre supe que I saw her standing there era La ví parada ahí, derecho viejo.  De conmoción en conmoción mi psiquis se bamboleaba al ritmo de estos hijos de puta que me maltrataban desde una señal AM. El tiempo me ayudó a ver que todo es pura  materia: mi cuerpo temblaba al oírlos.
Aquél poderoso influjo auditivo se mezclaba con las radionovelas, con lo que la imaginación se forjó con materias indelebles. Luego y ya en la entrada adolescencia unos amigotes de la ENET Nº 2 me trajeron a Almendra, al león y su banda de caballos cansados, las pequeñas anécdotas, primero, el vida después,  luego, el doble de despedida en el Luna, luego la dictadura. En ese silencio ominoso seguí con El lado oscuro de la luna, luego Animals y esas ovejas balando que me recordaban a mí y me hacían más miserable, mirando la parra del patio en el barrio San Antonio. En aquel entonces no había revistas que te dijeran qué oir, ni qué comprar (el mercado que imponía modas todavía no había copado al rock & roll). Solo la revista Pelo brillaba como un talismán prohibido en las revisterías del centro. Así , yo era uno de los que escuchaba música progresiva, lo que no era muy popular. Tampoco supe nunca sacar provecho de esa mácula.
Un día lo escuché en una entrevista que le hiciera J.C. Badía en su programa Imagínate por Radio del Plata. Me perturbó escuchar su voz , como el de una adolescente (habla como una mujer, pensé medio atorado). Ya lo había visto por la tele en una sesión salvaje de Pescado (tal vez en Sábados Circulares...no recuerdo bien). Con el pelo largo , una Gibson ES 300, un jardinero de jean, y la azafata del tren. Yo lo miré como en un trance, tocado por mil fotones, sólo para siempre.
El alma y sus correlatos es materia pura. Lugares del eterno retorno, lo inefable, la gracia, es materia tallada en el aire, los ojos, el plexo solar. El pincel de pluma que nos termina.
Frente al Paraná, aquella tarde,  su muerte fue más dulce.






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