viernes, 18 de julio de 2014

Sarli & Sarlo, el par impar






Civilización y barbarie de una última vocal…


La Sarli
(Qué pretende usted de mí…)
I.S.
Isabel ha formado parte de mis pesadillas febriles en mi adolescencia ( y después también…). En las transnoches del Cine Colón y las maratones del San Martín que arrancaban en matiné (¡?). La “rateada” no estaba destinada al Parque Mitre o la costanera , sino a la semi penumbra de un cine que nos disparaba desde la pantalla imágenes deslumbrantes de una mujer argentina que resumía- lo entendí mucho después -, las alucinaciones con que los hombres las construímos: carne viva, opulenta, indescifrable, peligrosa, imposible de tomarla por lo tanto imposible de entenderla.
Es por eso, tal vez,  que poseer a la mujer a través de la violación es el recurso último del macho humano vencido por el objeto creado. Despojado, enajenado de sí, se suicida.
           Isabel, como todo objeto sexual creado en la factoría occidental patriarcal es una alucinación. Los ojos de Armando Bó en algunas de sus películas (Carne, Intimidades de una cualquiera, Fuego, Fiebre), son los de un alucinado. Siendo director, guionista y amante, rodar con ella,  era cocinarse en su propio fuego: un caníbal ofreciéndose de menú.


           Isabel es la síntesis con que lo occidental resuelve el problema femenino. El Hombre es la Razón, la Mujer es la naturaleza. El esfuerzo de Olimpya de Gouget para convencer a sus compañeros de revuelta, que la revolución Francesa, para ser Revolución debía incluir a la mujer, dieron sus frutos brevemente. Luego el Bonapartismo relega nuevamente a la mujer de la vida pública (política), y la condena al hogar, a la intimidad del hogar. El canón Occidental y Cristiano perpetúa ese legado, con otros mandatos: virginidad en el prematrimonio, esposa fiel, madre abnegada, silenciosa y siempre bajo la tutela masculina. Católicos y Protestantes llevaron a cabo ese relato con matices y a rajatabla, en todo Occidente. El mundo no Occidental (si cabe tal reduccionismo), no se aparta de estos dispositivos culturales que construyen guettos desde donde lo femenino despliega formidables batallas libertarias.
             En los primeros cinco minutos de una de sus películas que la tiene de omniprotagonista, Isabel cabalga un brioso potro. Comienzan los títulos y las palpitaciones incontrolables. Avanza en un travelling de izquierda a derecha con una camisa turquesa, el pelo negrísimo suelto y al viento. Sus tetas galopan al compás del  lustroso alazán. Suben los títulos, en tipo de letra angry birds a pantalla completa. Bó, dirige, actúa, guiona!!. En los créditos iniciales  todos son hombres, excepto la cortadora de negativos. Jamandreu y Adelco Lanza colocaban el toque apenas pintoresco a un rodaje que imagino apoteótico. Lo imagino a Armando Bó escribiendo los diálogos, víctima y victimario de su pasión por unas tetas imposibles de asir: la madre sublimada. Perforado por la naturaleza cárnica de Isabel, escribía esos textos en la soledad de un outsiders martirizado por el oficio y una musa imposible de encuadrar. Hoy, ambos, conforman el Olimpo del kitch. En el peor de los casos un cine clase B, bizarro y berretón. Sin embargo en esos textos fílmicos, habita la tragedia cristiana, el correlato colonial en las periferias del mundo, el itinerario del Vía Crucis fémenino.


          Por si acaso Armando, arranca a pantalla llena con un texto que más parece un pedido de perdón: Dios, dio a los animales y a los hombres el sexo para multiplicarse, y el amor como sentimiento. A Él me remito a traves de esta película…. El sexo y el amor van por separado en el texto. Razones distintas parecen gobernarlo. Católicos los dos. Educados bajo el yugo Occidental y Cristiano no es difícil imaginarlos lidiar con los mandatos morales. Perseguidos y estigmatizados , llegaron a hacer una huelga de hambre, los dos solitos en Plaza de Mayo, para protestar por la censura y los vejámenes que mutilaban sus films.



           En una escena rodada en plano contraplano nos cuentan el argumento de un solo golpe. El decorado es un hipódromo, una carrera de caballos. Isabel conversa con el dueño de una par de potrillos. El propone amor y ella lo rechaza con el argumento de la libertad. El amor para Isabel debe ser bestial. Como los caballos. La zoofilia empieza a entoxicar la escena impúdicamente. Pero Bó, no retrocede.

             Isabel
No quiero refinamiento de ninguna especie..quiero machos, así, con mayúsculas..
quiero vida…hombres… potentes…viriles, como los padrillos que hacen gozar a sus 
yeguas con el solo aporte de su virilidad. De su fuerza sexual que me enloquece…

Apoderado 
             Sin embargo el Amor es refinamiento, delicadeza, pasión…            
             

Isabel
No sigas por favor 
(acá la actriz reniega del mandato kantiano de la ilustración. Lo bello de lo femenino)

Apoderado
             Somos seres humanos , no?

Isabel
             Nunca olvidaré cuando ví por primera vez, a un caballo en el acto sexual…bárbaro! 
(acá el “bárbaro” es sustantivo, obviamente).

De este tipo de textos hay por montones en todas las películas del tándem Bó/ Sarli. Cosntituyen verdaderas piezas antropológico/cultural/religioso. Viendo estas películas, un extraterreno, podría descular la quintaesencia de la especie humana. Sus pasiones y terrores (que son más o menos lo mismo). Los motores que le hacen ser lo que es.
A Isabel la ví en el Festival de Mar del Plata de 2012. Acompañaba a su hija al estreno de una película en la que trabajaba. Pasó a mi lado como una aparición, un fantasma peludo, de piel blanquísima y boca roja. La ví pequeñita, arrugada, una abuelita sensual, digámoslo, en el colmo de una ternura que me estremeció de pies a cabeza. Hoy prefiero recordarla como en la pantalla. Una metralla de luz voluptuosa, redonda, impecable, de otro lugar.


La Sarli nos constituye, como la mugre en los tobillos. Es Evita descocada. Las dos, salidas del subsuelo sublevado de la Patria. Las dos hembras, hermanas y madres a la vez, en el emboyeré judeocristiano que nos han metido desde la malparida modernidad  hasta hoy. Un hombre detrás, dándole la palabra. El guionista y su sombra.

XIII

mi empresa. los comienzos. cuando advertí:
lo imposible: palabra.
cuando advertí. empecé a ver.
por eso:
aquí esto. quiero servir. empecé.
lo imposible: palabra.

(fragmento del célebre poema de Leónidas Lamborghini, Eva Perón en la hoguera)



             La Sarlo

          “Si no fuera un ciudadano de primera, 

amparado por una constitución
        

Yo te podría decir que me cago en tu amor 

         
Y que me gustaría ser negro
          Y con mucho olor…”
         Charly García. Seru Girán

          Beatriz, no forma parte de mis pesadillas más febriles. Ni siquiera la sueño. Pero la veo muy seguido por la televisión. En programas de la corporación mediática se siente a sus anchas porque la invitan para eso. A  sus anchas reproduce el discurso hegemónico cada vez que algún vocero precisa de la palabra autorizada de una intelectual alzada en armas contra el populismo y sus lacras.
           Ensayista prolífica, es una de los cuadros de la intelligentzia(1) argentina que supimos conseguir. Saca a relucir su navaja y hasta suele cortar cuando vapulea a la vapuleable oposición, amontonada en FAUNEN. Leí poco de ella. Sus artículos periodísticos escritos para La Nación son como las películas yanquis: enseguida se sabe el final. En tiempos de la facu leí su Escenas de la vida posmoderna, en donde descargaba una feroz crítica a la televisión. Como no estar de acuerdo. Corrían mediados de los 90.
           Sin embargo no parece que se sienta incómoda en programejos como el de Joaquín Morales Solá, Desde el Llano (si hay un lugar en el que Solá no está, es en el llano). Dicen que es una de las mejores espadas de los grupos hegemónicos (lo parió… la derecha sí que se ha devaluado). Nuestra Beatriz, en uno de los bastiones de la corporación desata obedientemente rayos purificadores del bienpensar opositor. Abroquelada en esos confortables sillones, despotricaba hace unos días por el mundial, el fútbol, el ser argentino… y los museos cerrados. Dos horas antes de la final, ella andaba visitando un museo, como es costumbre en todo argentino que se precie.  Entra en pánico al verlo cerrado y raudamente regresa a su casa. Consulta con sus amigos alemanes, vía chat, supongo. Obviamente en la cuna de Kant y Carlitos, los museos estaban requeteabiertos. La anécdota la despliega ante un circunspcto Solá que la mira con cara de quebarbaridá.
           A continuación la periodista, ensayista profesora de filosofía se atraganta con una retahíla de piropos a “lo alemán” en contraposición con la barbaridá argentina. La pasmosa ingenuidad de sus argumentos sólo es comparable con la vurulencia de sus conceptos. Ya han arrimado varias veces al actual gobierno a prácticas goebbelianas y despropósitos por el estilo. Imposible imaginar que Beatriz no sepa que el NPD alemán, obtuvo 7 diputados en el Parlamento Europeo. Los neonazis en la Alemania que deleita a Beatriz son unas 50 mil almas y en pleno crecimiento, lograron 300 mil votos y con ellos , uno de los 96 escaños para la Asamblea. Las huestes hilterianas matan y linchan regularmente a inmigrantes, negros, gitanos y judíos, en un deporte que se extiende por todo Europa: La Meca del intelectual cipayo nunca olió bien, pero ahora huele a podrido…
           La Sarlo nos constituye como esa verruga en plena jeta. Su femeneidad habría que buscarla en …bueh, no sé donde. Una boca que parece una pinza pico de loro. Unos ojillos astutos, flamígeros, pequeñitos y feos. Una abuela insoportable con olor a saco viejo que se peina sin ganas y se mira de refilón al espejo.


           En los momentos en que argentina se piensa a sí misma siempre estuvo el peronismo como un terremoto lejano que no deja de mover la estantería. De ahí se caen libros y sus autores andan en cuatro patas recogiéndolos del suelo que no para de temblar. Por ahí anda Kovadloff y Aguinis, por ejemplo.
           En la biblioteca se sostienen los Hernández Arregui y los Jauretche, los Galasso y toda la tradición de desobedientes que al escribir para los olvidados de la tierra , se sostienen con peso propio.


(1). Por "intelligentzia", Jauretche entendía esa intelectualidad corrompida, que a cargo del "aparato de colonización pedagógica", trabajaba para impedir la formación de una conciencia nacional. En su libro, Filo, Contrafilo y Punta, explica que la diferencia entre inteligencia e "intelligentzia" no tiene nada tiene que ver con ideas políticas, económicas o sociales, sino con comprometerse o no comprometerse con el país .
          


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