Estuvo Cledy en casa. Nos sentamos al balcón mientras la noche entraba al barrio.
Un rato antes bajó del puente con su amigo, y de lejos divise su estampa, su modo de caminar, sus manos al aire y su sonrisa eterna. Algo adolescente se le metió en el cuerpo.
Vino tinto y pizza en el balcón del barrio Laguna Seca. Ahí la escuchamos otra vez como si no supiéramos su itinerario de dolor y alegría.
Cledy con el alma por delante. Siempre. Su legado amoroso. Su mirada cómplice:
Ves esas dos piedritas que le crecen al mundo?
Tan sabias y desoladas en el quehacer
del mundo….
Todo calcio y agua
Amor y dolor hablando
con lenguaje cósmico
(Estamos aquí como piedritas mirándose a los ojos.
No recuerdo mi nombre , ni mi domicilio
Un ADN estelar cobija a todos mis parientes
Milenios y milenios de consciencia sideral en el revés de
mis manos
Acreedoras de todo lo vivo se saludan con la palma abierta,
se tocan en el umbral de tiempo y las horas en fuga.
Y es no hay nada sin alma.)
Por eso
Ahí están esas dos piedritas
Que le crecen al mundo.
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