Yuyal
Salí a ver eso de mí. Roto, restos de mí
el balcón se enfriaba en una siesta de otro mundo. Caía una ceniza del cielo.
los perros en la terraza,
Ramón,
los músicos afinan medio sordos una cumbia, imposible
de tres acordes.
Una paloma parece volar, la diagonal la hace de otro cosa, un cable de lumbre, un silbido
Yuyo ya salió de la casa y ahora marcha con sus restos detrás.
Nadie lo ve , porque nadie ve.
Musita una canción mientras empuja su alma en la silla
y entre lagrima y lágrima se tumba hacia atrás
se cae de espalda, cielo arriba
el mundo se mira con sus ojos.
PH. Gero Almirón
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