martes, 17 de septiembre de 2013

El FIN del guión cinematográfico




Estoy en una cabaña de Bariloche con vista al lago. 
Trabajo en un guión y le puse esas tres letras que producen aprehensión, vértigo y algo de náuseas (o algo así): FIN
Enciendo el televisor y en el canal (a), están Ernesto Snajer y Litto Nebbia. Canta una canción que titula Provincia. La santa trinidad del rock Nacional son,  si me apuro en responder, Spinetta, Gracía y Nebbia. Pero entonces en dónde están El Indio Solari, Ciro, Miguel Abuelo, el primer Páez, Soulé, los Mellino, Gieco?. Esa constelación de letristas, compositores que pintaron el firmamento de la música popular argentina con voces únicas.
Comienza el Festival de Cine de Rio Negro. Hoy nos juntamos con Miguel Ángel Rossi y José Campusano, Horacio Fernández. Varios itinerarios en dónde la amistad coloca el condimento imprescindible para hacer eso que llamamos Cine.
Acá le puse final a un guión largamente madurado. Eva, Dionisio, Mía, Leonor , el Rengo y el Ciego tienen vida propia ya. Me visitan a la noche y hablan con voz propia. 
Estructura, concepto, caracterizaciones, giros y contragiros buscando el verosímil en la ficción. Lo creíble en la ficción . Todo esquizofrenia al papel.
La palabra FIN en un guión en verdad no existe. Es una mentira piadosa para cerrar algo que es herramienta destinada a destruirse, apenas se encienden las luces de la primer toma. El guión escrito entonces se retuerce como un animal herido. Trata de sobrevivirse a su sino. Ahí los personajes gritan de dolor y alegría, y a la vez se despiden de uno que los a creado desde la soberbia más ignorante.



                                                       Chirola Fernández, Ana y yo, en una cabaña...

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