miércoles, 4 de junio de 2014

Al Francés






A ese mar
Señalado por  varias centurias de desgracias
Hijo del hijo y menos padre que yo.
Todo mordedura su alma es la mía hoy. Camina lento
Con ese campanario al hombro que suena conocido y extraño a la vez.
Hermano de otro amigo, ahí va. Hospitalario en el pesar y la madrugada.
Marzo de una año más, me saca el corazón con un soplo helado de vino caliente.

Mi alma es la suya y desalmado vamos los dos, sin más padre que ese desconocido que nos mira, allá y de cerca.


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