Civilización y barbarie de una última vocal…
La Sarli
(Qué pretende usted de mí…)
I.S.
Isabel ha formado parte de mis pesadillas febriles en mi
adolescencia ( y después también…). En las transnoches del Cine Colón y las
maratones del San Martín que arrancaban en matiné (¡?). La “rateada” no estaba
destinada al Parque Mitre o la costanera , sino a la semi penumbra de un cine
que nos disparaba desde la pantalla imágenes deslumbrantes de una mujer
argentina que resumía- lo entendí mucho después -, las alucinaciones con que
los hombres las construímos: carne viva, opulenta, indescifrable, peligrosa,
imposible de tomarla por lo tanto imposible de entenderla.
Es por eso, tal vez, que
poseer a la mujer a través de la violación es el recurso último del macho
humano vencido por el objeto creado. Despojado, enajenado de sí, se suicida.
Isabel, como todo objeto sexual creado en la factoría occidental
patriarcal es una alucinación. Los ojos de Armando Bó en algunas de sus películas
(Carne, Intimidades de una cualquiera,
Fuego, Fiebre), son los de un alucinado. Siendo director, guionista y
amante, rodar con ella, era cocinarse en
su propio fuego: un caníbal ofreciéndose de menú.

Isabel es la síntesis con que lo occidental resuelve el problema
femenino. El Hombre es la Razón, la Mujer es la naturaleza. El esfuerzo de
Olimpya de Gouget para convencer a sus compañeros de revuelta, que la revolución
Francesa, para ser Revolución debía incluir a la mujer, dieron sus frutos brevemente.
Luego el Bonapartismo relega nuevamente a la mujer de la vida pública (política),
y la condena al hogar, a la intimidad del hogar. El canón Occidental y
Cristiano perpetúa ese legado, con otros mandatos: virginidad en el
prematrimonio, esposa fiel, madre abnegada, silenciosa y siempre bajo la tutela
masculina. Católicos y Protestantes llevaron a cabo ese relato con matices y a
rajatabla, en todo Occidente. El mundo no Occidental (si cabe tal
reduccionismo), no se aparta de estos dispositivos culturales que construyen
guettos desde donde lo femenino despliega formidables batallas libertarias.
En los primeros cinco minutos de una de sus películas que la tiene de
omniprotagonista, Isabel cabalga un brioso potro. Comienzan los títulos y las
palpitaciones incontrolables. Avanza en un travelling de izquierda a derecha con
una camisa turquesa, el pelo negrísimo suelto y al viento. Sus tetas galopan al
compás del lustroso alazán. Suben los
títulos, en tipo de letra angry birds
a pantalla completa. Bó, dirige, actúa, guiona!!. En los créditos iniciales todos son hombres, excepto la cortadora de
negativos. Jamandreu y Adelco Lanza colocaban el toque apenas pintoresco a un
rodaje que imagino apoteótico. Lo imagino a Armando Bó escribiendo los diálogos,
víctima y victimario de su pasión por unas tetas imposibles de asir: la madre
sublimada. Perforado por la naturaleza cárnica de Isabel, escribía esos textos
en la soledad de un outsiders martirizado por el oficio y una musa imposible de
encuadrar. Hoy, ambos, conforman el Olimpo del kitch. En el peor de los casos
un cine clase B, bizarro y berretón. Sin embargo en esos textos fílmicos, habita
la tragedia cristiana, el correlato colonial en las periferias del mundo, el
itinerario del Vía Crucis fémenino.

Por si acaso Armando, arranca a pantalla llena con un texto que más
parece un pedido de perdón: Dios, dio a
los animales y a los hombres el sexo para multiplicarse, y el amor como
sentimiento. A Él me remito a traves de esta película…. El sexo y el amor
van por separado en el texto. Razones distintas parecen gobernarlo. Católicos
los dos. Educados bajo el yugo Occidental y Cristiano no es difícil imaginarlos
lidiar con los mandatos morales. Perseguidos y estigmatizados , llegaron a
hacer una huelga de hambre, los dos solitos en Plaza de Mayo, para protestar
por la censura y los vejámenes que mutilaban sus films.

En una escena rodada en plano contraplano nos cuentan el argumento de un
solo golpe. El decorado es un hipódromo, una carrera de caballos. Isabel
conversa con el dueño de una par de potrillos. El propone amor y ella lo
rechaza con el argumento de la libertad. El amor para Isabel debe ser bestial.
Como los caballos. La zoofilia empieza a entoxicar la escena impúdicamente.
Pero Bó, no retrocede.
Isabel
No quiero refinamiento de
ninguna especie..quiero machos, así, con mayúsculas..
quiero vida…hombres…
potentes…viriles, como los padrillos que hacen gozar a sus
yeguas con el solo
aporte de su virilidad. De su fuerza sexual que me enloquece…
Apoderado
Sin embargo el Amor es
refinamiento, delicadeza, pasión…
Isabel
No sigas por favor
(acá la actriz reniega del mandato kantiano de la ilustración. Lo bello de lo
femenino)
Apoderado
Somos seres humanos , no?
Isabel
Nunca olvidaré cuando ví
por primera vez, a un caballo en el acto sexual…bárbaro!
(acá el “bárbaro”
es sustantivo, obviamente).
De este tipo de textos hay por montones en todas las películas del
tándem Bó/ Sarli. Cosntituyen verdaderas piezas
antropológico/cultural/religioso. Viendo estas películas, un extraterreno,
podría descular la quintaesencia de la especie humana. Sus pasiones y terrores
(que son más o menos lo mismo). Los motores que le hacen ser lo que es.
A Isabel la ví en el Festival de Mar del Plata de 2012. Acompañaba
a su hija al estreno de una película en la que trabajaba. Pasó a mi lado como
una aparición, un fantasma peludo, de piel blanquísima y boca roja. La ví
pequeñita, arrugada, una abuelita sensual, digámoslo, en el colmo de una
ternura que me estremeció de pies a cabeza. Hoy prefiero recordarla como en la
pantalla. Una metralla de luz voluptuosa, redonda, impecable, de otro lugar.
La Sarli nos constituye, como la mugre en los tobillos. Es Evita
descocada. Las dos, salidas del subsuelo sublevado de la Patria. Las dos
hembras, hermanas y madres a la vez, en el emboyeré judeocristiano que nos han
metido desde la malparida modernidad hasta hoy. Un hombre detrás, dándole la palabra.
El guionista y su sombra.
XIII
mi empresa. los comienzos. cuando advertí:
lo imposible: palabra.
cuando advertí. empecé a ver.
por eso:
aquí esto. quiero servir. empecé.
lo imposible: palabra.
(fragmento del célebre poema de Leónidas
Lamborghini, Eva Perón en la hoguera)
La Sarlo
“Si no fuera un ciudadano de primera,
amparado
por una constitución
Yo te podría decir que me cago
en tu amor
Y que me gustaría ser negro
Y con mucho olor…”
Charly García. Seru Girán
Beatriz,
no forma parte de mis pesadillas más febriles. Ni siquiera la sueño. Pero la
veo muy seguido por la televisión. En programas de la corporación mediática se
siente a sus anchas porque la invitan para eso. A sus anchas reproduce el discurso hegemónico
cada vez que algún vocero precisa de la palabra autorizada de una intelectual
alzada en armas contra el populismo y sus lacras.
Ensayista
prolífica, es una de los cuadros de la intelligentzia(1) argentina que supimos
conseguir. Saca a relucir su navaja y hasta suele cortar cuando vapulea a la vapuleable
oposición, amontonada en FAUNEN. Leí poco de ella. Sus artículos periodísticos
escritos para La Nación son como las películas yanquis: enseguida se sabe el
final. En tiempos de la facu leí su Escenas
de la vida posmoderna, en donde descargaba una feroz crítica a la
televisión. Como no estar de acuerdo. Corrían mediados de los 90.
Sin
embargo no parece que se sienta incómoda en programejos como el de Joaquín Morales
Solá, Desde el Llano (si hay un lugar
en el que Solá no está, es en el llano). Dicen que es una de las mejores
espadas de los grupos hegemónicos (lo parió… la derecha sí que se ha
devaluado). Nuestra Beatriz, en uno de los bastiones de la corporación desata
obedientemente rayos purificadores del bienpensar opositor. Abroquelada en esos
confortables sillones, despotricaba hace unos días por el mundial, el fútbol,
el ser argentino… y los museos cerrados. Dos horas antes de la final, ella
andaba visitando un museo, como es costumbre en todo argentino que se
precie. Entra en pánico al verlo cerrado
y raudamente regresa a su casa. Consulta con sus amigos alemanes, vía chat,
supongo. Obviamente en la cuna de Kant y Carlitos, los museos estaban
requeteabiertos. La anécdota la despliega ante un circunspcto Solá que la mira
con cara de quebarbaridá.
A
continuación la periodista, ensayista profesora de filosofía se atraganta con
una retahíla de piropos a “lo alemán” en contraposición con la barbaridá
argentina. La pasmosa ingenuidad de sus argumentos sólo es comparable con la vurulencia
de sus conceptos. Ya han arrimado varias veces al actual gobierno a prácticas goebbelianas y despropósitos por el
estilo. Imposible imaginar que Beatriz no sepa que el NPD alemán, obtuvo 7
diputados en el Parlamento Europeo. Los neonazis en la Alemania que deleita a
Beatriz son unas 50 mil almas y en pleno crecimiento, lograron 300 mil votos y
con ellos , uno de los 96 escaños para la Asamblea. Las huestes hilterianas
matan y linchan regularmente a inmigrantes, negros, gitanos y judíos, en un deporte
que se extiende por todo Europa: La Meca del intelectual cipayo nunca olió
bien, pero ahora huele a podrido…
La Sarlo
nos constituye como esa verruga en plena jeta. Su femeneidad habría que
buscarla en …bueh, no sé donde. Una boca que parece una pinza pico de loro.
Unos ojillos astutos, flamígeros, pequeñitos y feos. Una abuela insoportable
con olor a saco viejo que se peina sin ganas y se mira de refilón al espejo.
En los
momentos en que argentina se piensa a sí misma siempre estuvo el peronismo como
un terremoto lejano que no deja de mover la estantería. De ahí se caen libros y
sus autores andan en cuatro patas recogiéndolos del suelo que no para de
temblar. Por ahí anda Kovadloff y Aguinis, por ejemplo.
En la biblioteca se sostienen los Hernández
Arregui y los Jauretche, los Galasso y toda la tradición de desobedientes que
al escribir para los olvidados de la tierra , se sostienen con peso propio.
(1). Por
"intelligentzia", Jauretche entendía esa intelectualidad corrompida,
que a cargo del "aparato de colonización pedagógica", trabajaba para
impedir la formación de una conciencia nacional. En su libro, Filo, Contrafilo y Punta, explica que la
diferencia entre inteligencia e "intelligentzia" no tiene nada tiene
que ver con ideas políticas, económicas o sociales, sino con comprometerse o no
comprometerse con el país .