Encontré un libro en casa del Tani Sotosca , sonidista de El
Desierto Negro (2007) de Gaspar Scheuer, Orquesta Roja (2009) de Nicolás Herzog,
Cabeza de Chancho (2007), y se le pedí prestado. El tema de devolver
libros, para mí siempre ha sido un problema. Siempre me olvido de
devolverlos...es un eufemismo para no decir, robar. Uno especula que la víctima
se va a olvidar del préstamo o en el peor de los casos va a tener vergüenza de
pedir que se le devuelva el préstamo.
Tengo un par largo de libros robados. Una vez creí escarmentar cuando me pillaron, en
una librería de Resistencia, (creo que era un libro de Herman Hesse) en la
galería frente a la plaza central. El pibe que atendía simplemente me pidió que
devolviera el libro. Yo levanté mi campera como para sacar un chumbo , metí las
manos cerca de las bolas y se lo devolví calentito. La verdad es que no sentí
mucha vergüenza.
Recuerdo otra vez que robé cuatro!, de una sola incursión. Eso fué
en la librería El Universitario ( Mayo y Rioja), cuando ya la estaban cerrando.
Subí al primer piso y estaban todos los libros desparramados en estantes y
sobre mesas. Empezé a revolver como hacen las viejas que eligen las frutas en
las verdulerías. Me cargué al Hijo de hombre de Roa Bastos, El Llano en Llamas de Rulfo , Los ríos Profundos de Arguedas y otro
más que no recuerdo. Hacía frío y bajo mi campera cabían cómodamente esas gemas
de la literatura latinoamericana que me hacía más gordo. Bajé las escaleras con
cara de pelotudo y enfilé por mayo hacia el ACA. Hoy, en esa esquina venden
palmeritas y biscochitos secos.
El libro que voy a tratar de robar al Tani se llama La Fiesta, de las Saturnales a Woodstock,
de un tal Uwe Schultz. Es la trasncripción de unos programas radiales alemanes, denominados La Fiesta, que trata la cuestión de la fiesta. O sea la tendencia que tenemos los seres humanos de
enfiestarnos de cuando en cuando.
Antes lo llamaban Las Saturnales, celebración de diciembre (antes de la era cristiana y con la excusa del fin de siembra) en la que se juntaban amos y esclavos en la misma mesa o cama y daban rienda suelta a la democracia. Esas fiestongas eran tan populares que a los cristianos (en su pasión para acabar con toda fiesta), les costo muchísimo acabar con esos paganos que no hacía distinción ni jerarquías entre sexos y clase social. Supongo que fué la primer cuestión lo que de verdad sacó de quicio a los protocristianos y terminaron acabándolas (a Las Saturnales), a fuerza de rezo y altoflagelación.
La Navidad tiene su origen en Las Saturnales, fiestas paganas muy anteriores a la propia religión católica
Antes lo llamaban Las Saturnales, celebración de diciembre (antes de la era cristiana y con la excusa del fin de siembra) en la que se juntaban amos y esclavos en la misma mesa o cama y daban rienda suelta a la democracia. Esas fiestongas eran tan populares que a los cristianos (en su pasión para acabar con toda fiesta), les costo muchísimo acabar con esos paganos que no hacía distinción ni jerarquías entre sexos y clase social. Supongo que fué la primer cuestión lo que de verdad sacó de quicio a los protocristianos y terminaron acabándolas (a Las Saturnales), a fuerza de rezo y altoflagelación.
Durante estas jornadas los esclavos vestían las ropas de sus señores. Estos les servían en la mesa, mientras aquellos despotricaban contra sus dueños sin temor a castigo alguno. Días de desenfreno, orgías y bacanales.
El libro del Tani, trae a el festival de Woodstock como una de las últimas
celebraciones colectivas en dónde se mixturaban el sexo, las drogas y la música
en un menjunge maravilloso sin distinción de clase alguna.
“El principio vacilábamos....Woodstock, el mayor, más pacífico y último
símbolo común de un movimiento de masas de protesta que creyó en la posibilidad
de cambio ilimitado en las relaciones...el canto del cisne, el baile inconsciente
sobre un volcán, delirante de amor, música y drogas, provoca una mezcla de
sentimientos: melancolía y cólera, orgullo y quizás vergüenza.

Esta imagen fue tomada en Woodstock el domingo por la mañana, el último día del concierto". John Laferlita
La aparición del genial
guitarrista Jimi Hendrix en aquella húmeda mañana del 18 de agosto a las 8 y media coronó de hecho el lado artístico del
festival. Y además hizo historia en la música. Durante dos horas...aqué mestizo
indio de piel oscura cantó y tocó como si en ello se le fuera la vida. Con un
quinteto formado no hacía mucho, improvisó a partir de su repertorio hasta
que, poco antes del final, recurrió al himno nacional norteamericano Star
Spangled Banner. Hendrix ofreció una novísima versión del himno sagrado de
manera hasta entonces nunca interpretada y absolutamente inaudíta, manipulando
la amplificación con rasgueos y
chillidos que significaban la guerra del Vietnam. Jimi Hendrix arrancó de su
guitarra bombardeos silbantes, estallidos de la tierra y atormentados gritos de
dolor”.
En fin, la música, el rock
& roll. Yo tenía entonces 10 años. 15, 16 y 17 de agosto de 1969, medio
millón de personas en un mismo lugar en el umbral de una década única. El texto
en cuestión no hace referencia al Mayo Francés tal vez por su alto voltaje
político revolucionario. En las calles parisinas comulgaba el guevarismo, con
Mao, la guerra de Vietnam, Indochina y Argelia y el marxismo leninismo. El
ejemplo de la revuelta contagió a toda Europa. En Argentina trascurría el
Cordobazo y los movimientos insurgentes crecían en todo el continente..
Yo que siempre fui medio hippie, conservo esas imágenes en la retina
(diría el General). Sin embargo no recuerdo haber visto ese documental en Corrientes. Detrás de su montaje estuvo nada más y nada menos que Martín Scorsese y hasta ganó un Oscar. Sí
recuerdo, La Canción es la misma de los Zepp, Tommy, la ópera rock de los Who, Hair de Milos Forman, pero no recuerdo cuál fue la primera vez
del Woosdstock. Supongo qué el shock
habrá sido tan virulento que me dió un surmenage, o algo así.
Desde entonces quise ser cómo uno de ellos. Mis héroes no fueron ni superman, ni spiderman. Fueron Hendrix, Cooker, Santana, Bob Dylan....Hasta me vestía como ellos. En el barrio San Antonio eso era un pasaporte al ridículo sin retorno, pero así fue. Mi habitación estaba empapelada con afiches de la revista Pelo, del cielorraso al zócalo.
Desde entonces quise ser cómo uno de ellos. Mis héroes no fueron ni superman, ni spiderman. Fueron Hendrix, Cooker, Santana, Bob Dylan....Hasta me vestía como ellos. En el barrio San Antonio eso era un pasaporte al ridículo sin retorno, pero así fue. Mi habitación estaba empapelada con afiches de la revista Pelo, del cielorraso al zócalo.
En 1968 hubo una revuelta en Chicago en dónde fue detenido y
juzgado Abbie Hoffman. Hay incluso un excelente documental animado sobre el
juicio..
Este activista radical proclamó la Woodstock Natión, y en el juicio
sostiene haber nacido ahí. Ante la ofuscada repregunta del fiscal, Abbie
explica: -La Nación de Woodstock no es un
lugar sino un estado espiritual, de la misma manera que los sioux llevan la
nación consigo.
-Dónde esta la dirección! lo inquiere el fiscal.
-En mi cabeza, fue la respuesta de este anarquista yanki que escribió un libro llamado Roba este libro.
-Dónde esta la dirección! lo inquiere el fiscal.
-En mi cabeza, fue la respuesta de este anarquista yanki que escribió un libro llamado Roba este libro.