El
2012 Alain el Francés Charpentier,
decidió financiar un documental. Tenía unos pesos y los quería destinar a un
oficio que nos juntó allá hacia fines de los ´80 cuando éramos estudiantes de
Comunicación Social.
Yo
había hecho un intento fallido ( y bastante tonto), de estudiar Ingeniería
Civil. Un poco presuponiendo que mi título de M.M. de Obras(M.C.P. 645), me habilitaba a
esos senderos de cálculos, análisis de estructuras y pruebas de resistencia que
terminó conmigo en menos de dos años.
Luego de un viaje con Ana hasta Machu Picchu, comprendí que lo mío no era
la matemática. En esos días de indecisión lo conocí a Alain que ya estaba en la facu. Así fue que terminé en la “escuelita” conociendo a una runfla de
amigos con los que caminé la vida hasta hoy. En aquél entonces las cuestiones
relativas a la Comunicación Popular, con Freire y su poderoso legado, eran temas
corrientes en los pasillos, cátedras, libros y congresos. Luego vino la
catátrofe del neoliberalismo y su mácula modernosa decretando la amnesia y el
fin de la historia.
Walter
Barberán, Horacio Chirola Fernández,
Fabio Crisanti, Diego Cazorla, Ricardo Goya, Roberto Pujol, los Hnos Gonzalez, Quinteros, nos encontrámos en la militancia, en las noches de guitarra y vino en
cuanta pensión se pusiera en el camino. Los libros estuvieron siempre cerca (no
para estudiar sino para leerlos nomás), y el cine empezó a arrimarse como quien
no quiere la cosa.
Luego de probar con la música decidimos con Alain dedicar nuestra fuerzas a algo más productivo y nos compramos una Panasonic AG 455 SVHS, un par de inlámbricos Azden y un trípode Manfrotto. Hicimos una sociedad con el plan de vivir del audiovisual. Nunca pudimos hacer un puto mango.
Luego de probar con la música decidimos con Alain dedicar nuestra fuerzas a algo más productivo y nos compramos una Panasonic AG 455 SVHS, un par de inlámbricos Azden y un trípode Manfrotto. Hicimos una sociedad con el plan de vivir del audiovisual. Nunca pudimos hacer un puto mango.
En
1992 elegimos un cuento de Julio Cortázar (http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/cortazar/nocheboc.htm),
y salimos a rodarlo con un grupo de gente maravillosa de las dos orillas. Empezaba
La Guerra Florida para nosotros y
empezamos a ser perseguidos por la luz: la lucha entre lo material y lo
espiritual. El cine y ese metejón que
nos dura hasta hoy. Ese fue el comienzo del Grupo La Mano. Aquél grupo del
´92, estuvo involucrado en Cabeza de Chancho en el ´99 y las producciones para
la TDA en 2011. Pasó el tiempo, eso sí.
El
documental Norte, el Orden y el Discurso
nace de una idea de Charpentier. Un caso de abuso policial en la localidad de
Florencia en 2012, y su participación en una Red de DDHH lo llevó a poner la
guita sin la cual todo es más difícil. Con equipo mínimo viajamos a Reconquista
y Florencia, cuatro días de rodaje, con una previa de investigación de Walter, la Producción Ejecutiva de Fernández y la
cámara de Nahuel Almirón. Luego empezó la pospoducción con dos aliados
históricos y de lujo: Verónica Seniquel en el montaje y Ricardo Sotosca en la
pos de sonido. Lo estrenamos en la Casa del Bicentenario el 26 de febrero
pasado a sala llena. Ahora vamos a hacerla caminar en otros escenarios para que
sea mensurada por el público.
El
Francés estaba feliz. Fue el inspirador de muchas noches de alegría, disipación
y excesos, de pensamiento y tristeza. Estaba feliz. Que el cine además produzca
eso, felicidad silvestre, es otra de sus maravillas.